Panna cotta brulle

De todos los postres que he hecho, éste es uno de los más delicados que he probado. Y, además, es muy fácil de hacer. La primera vez hice la receta de Salvatore Cristiano, de Canal Cocina, con un par de variaciones y nos encantó. Por un lado, le añadí un poco de queso para compensar que los bricks de nata que uso son de 200 mililitros. Y por otro lado, en lugar de quemar azúcar moreno antes de servir, me gusta más disolver azúcar corriente con la nata.

En otra ocasión, hice una receta que encontré en una web española, pero llevaba mucha más gelatina y era con sabor a café. No nos gustó nada, se habían pasado tres pueblos con la gelatina y, encima, el sabor a café no mejoraba el asunto, precisamente.

La última vez que la hice fue para celebrar San Valentín. Me salieron varias con forma de corazón e hice también un par con flaneras pequeñas. Se desmoldan bastante bien pasando una puntilla o cuchillito por los bordes y, si se resiste, se puede meter el molde unos segundos en agua tibia, sin cubrir.

INGREDIENTES:

250 mililitros de nata líquida (yo le puse 200 mililitros de la de montar y 50 gramos de queso de untar o queso crema)
250 mililitros de leche entera
3 hojas de gelatina neutra
50 gramos azúcar
1 ramita de vainilla

Para decorar:

Mermelada de frambuesas, yo la hice igual que en la receta de soufflé de arroz con leche.

ELABORACIÓN:

Pon las hojas de gelatina en un bol pequeño y cubre con agua a temperatura ambiente. Deja que se hidraten mientras preparas la crema.

Pon en un cazo la nata, el queso, la leche y el azúcar. Abre la vaina de vainilla con un cuchillito afilado, extrae las semillas arrastrando el cuchillo a lo largo de la ramita y ponlo todo en el cazo.

Calienta la mezcla, removiendo hasta que se derrita el queso. Deja que llegue a ebullición. Apaga el fuego y retira la vaina de vainilla.

Escurre bien las hojas de gelatina, ponlas en la crema y mezcla con las varillas un poco, para integrarlo. Vierte sobre moldes de silicona o flaneras individuales de metal.

Deja enfriar a temperatura ambiente. Mete los moldes en la nevera durante, al menos, cuatro o cinco horas, aunque lo ideal es esperar hasta el día siguiente. Desmolda y sirve acompañado de una mermelada de frutos rojos.