Pumpkin cookies (galletas de calabaza)

Aunque la el nombre original de esta receta es "Pumpkin cookies" (galletas de calabaza), en realidad son más bien unos pequeños bizcochitos blanditos y fáciles de comer. La receta la encontré en la página de Stephani Jaworski, pero hasta ahora la he hecho sin el frosting. Se despegan muy bien del papel de horno, pero me parece recomendable conservarlo hasta que se vayan a consumir. Si se quita el papel, la parte de abajo se pega, sobre todo si los colocas unos encima de otros, como hice yo la primera vez. Yo recorto el papel en forma de cuadrado, como podéis ver en la foto, más abajo. Nos gustaron tanto en casa que hemos vuelto a repetir.

Galletas de calabaza

Aquí tenéis el corte de las "galletas", que como veis, son esponjosas y abizcochadas. La canela y el jengibre les terminan de dar el toque delicado que encanta a todo el mundo.

INGREDIENTES:

260 gramos de harina de trigo
1 y 1/4 cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de canela molida
1/4 cucharadita de jengibre en polvo
1/8 cucharadita de clavo en polvo
1/2 cucharadita de sal
2 huevos grandes a temperatura ambiente
120 mililitros de aceite de maíz (o cualquier otro aceite con poco sabor, como el de girasol)
260 gramos de azúcar moreno (en la receta original, del claro)
1 cucharadita de esencia de vainilla
215 gramos de puré de calabaza (yo lo hago en el microondas, aquí abajo os explico cómo hacerlo)


Puré de calabaza:

Pela una calabaza pequeña o un trozo (unos 750 gramos), de forma que no queden partes blancas. Trocéala en dados más o menos pequeños, para que se haga antes. Coloca en un bol apto para microondas. Tapa con film transparente y haz unos pequeños agujeros con la punta de un cuchillo. Cuece la calabaza en el microondas a máxima potencia unos 7 minutos y después ve controlando, hasta que esté blandita. Con el jugo que suelta, tritura con la batidora y deja enfriar antes de usar. Si no vas a usar el puré en un par de días, guarda en el frigorífico sin triturar. Cuando la vayas a usar (no es recomendable dejarla cocida muchos días), saca la calabaza de la nevera y deja que se atempere unos minutos. Tritúrala y ya está lista para usar.


Crema de queso:

115 gramos de queso de untar, normal o ligero
30 gramos de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
60 gramos de azúcar glass
1/2 cucharadita de esencia de vainilla

Nota: en lugar de decorar las galletas con la crema, puedes añadir a la masa o bien una taza de nueces picadas o de perlitas de chocolate.


ELABORACIÓN:

Coloca papel vegetal en la bandeja del horno. Precalienta el horno a 165ºC.

En un bol grande, mezcla la harina con la levadura, el bicarbonato, la canela, el jengibre, el clavo y la sal.

Bate con las varillas o en el bol de la mezcladora eléctrica los huevos y el azúcar hasta obtener una crema ligera y suave (durante unos dos minutos). Añade el aceite, la vainilla y el puré de calabaza y bate. Añade la harina y mezcla, sólo hasta que esté bien incorporada.

Con la cuchara de hacer las bolas de helado, coloca pequeños montones de crema en el papel que has colocado sobre la placa del horno, separándolos al menos 5 centímetros.

Hornea de 15-18 minutos (los míos estaban listos en 10) o hasta que, al pincharlos con un palillo en el centro, éste salga limpio. Retira del horno y deja enfriar sobre una rejilla. Decora con unas cucharadas de crema sobre cada galleta o decora con una manga pastelera con una boquilla pequeña y sencilla y realiza unas espirales sobre cada galleta. Las galletas decoradas con la crema se conservan en el frigorífico.

Crema:

Bate el queso y la mantequilla hasta que esté cremoso. Añade el azúcar y la vainilla y continúa batiendo hasta que la crema esté cremosa y suave y sea fácil de untar.

Salen unas 18 galletas.

Así es como las dejo enfriar, en la rejilla con sus correspondientes papeles.